Manifiesto
andalucista
28F
- 2013
Andalucistas de Benacazón
“La bandera andaluza, símbolo de
esperanza y de paz que aquí hemos izado esta tarde, no nos traerá ni la paz ni
la esperanza ni la libertad que anhelamos, si cada uno de nosotros no la lleva
ya plenamente izada en su corazón”.
Blas
Infante, Ayuntamiento de Cádiz, 12 de Julio de 1.936.
Hace ya treinta y tres años el pueblo andaluz rompió sus cadenas y
su marginación votando masivamente por una autonomía de primera en el contexto
del nuevo estado democrático. Aquel 28 de Febrero de 1.980 Andalucía se ganó el
título de comunidad histórica a pulso, demostrando que era un pueblo vivo y
orgulloso de sí mismo que no aguantaba más ser la hermana pobre de un estado
que la relegaba al tópico de toros y pandereta.
Los andaluces y andaluzas nos rebelamos para conseguir un poder
político propio que consiguiera un mayor nivel de bienestar y de desarrollo
económico para nuestro pueblo, en igualdad con otras comunidades y regiones del
estado. Y de todo esto va quedando poco.
En el momento actual, más de un millón cuatrocientos mil
andaluces sufren la terrible lacra del desempleo. Más de la mitad de los jóvenes
andaluces no tienen trabajo. La juventud vuelve a emigrar forzada por la
necesidad como en los años 60 del siglo pasado, aplicando sus conocimientos,
adquiridos con nuestros medios, para enriquecer a otros territorios en vez de a
Andalucía.
Los servicios públicos que tanto ha costado implantar están siendo
desmantelados a marchas forzadas, en ejecución de una política neoliberal que
sólo busca el máximo beneficio económico. Nuestros gobernantes no trabajan para
el pueblo, sino contra el pueblo. Estamos
asistiendo al hundimiento de la democracia y del estado del bienestar, fruto
del inmenso poder del dinero (eufemísticamente llamado “mercados”) que salta
leyes y controla gobiernos. España
y, con ella, Andalucía, ya no es más que una colonia del nuevo imperio alemán,
que un día sí y otro también impone recortes a las clases trabajadoras,
manteniendo privilegios para los ricos que cada vez lo son más. Estamos viendo
cómo cada día grandes empresas abandonan nuestra tierra aprovechándose de las
ventajas de la globalización y del despido libre establecido por la reforma
laboral, dejando tiradas a miles de familias andaluzas. La corrupción aflora
por cada resquicio del poder….
¿Falla la autonomía, el autogobierno? No, los que fallan son
los partidos dominantes que no son capaces de ver más allá que el
mantenimiento de su sillón, sin levantar la voz frente a los auténticos
responsables de la crisis, prefiriendo ensalzarse en discusiones inútiles y
ficticias entre ellos para que el pueblo desvíe su atención de los verdaderos
problemas y sus responsables. No creen en el pueblo andaluz, sólo les interesa
sus votos cada cuatro años.
Desde el Gobierno de Madrid se pretende suprimir el autogobierno y
la autonomía municipal con la mentira de ahorrar costes, coartando con ello la
democracia y los derechos de los pueblos. Desde la Junta se achacan todos los
males al gobierno de Madrid cuando son de distinto color político, mientras que
han aceptado todas sus agresiones a Andalucía cuando han sido de su mismo
color. Ahí está la vergüenza del pago de la deuda histórica con solares que no
valen nada.
No falla la estructura ni la autonomía, falla la utilización y el
uso que de ella han hecho.
Por eso los andalucistas, en contra de lo que quieren vender desde
Madrid, pedimos más autogobierno, más autonomía, porque son sinónimos de
bienestar social, de prosperidad económica, como así lo entienden otros pueblos
del estado que reclaman más competencias para ser autosuficientes. Precisamente por ello, tenemos que
estar de nuevo dispuestos a defender lo nuestro, ya que hay otras comunidades
que van a volver a intentar romper el equilibrio y la simetría que nos costó
tanto conquistar hace tres décadas. Tenemos que volver a sacar nuestras
banderas verde y blancas y gritar autonomía y libertad para defender y exigir
lo que nos corresponde.
Hace falta convencimiento en nuestra capacidad, convencimiento en
nuestro autogobierno para impulsar otro modelo productivo, para relanzar
infraestructuras vitales para nuestro desarrollo, para potenciar un sistema
financiero público propio, fundamental para nuestra tierra. Es necesario que la
ética dirija nuestros pasos consiguiendo la coherencia entre teoría y práctica.
Los andaluces debemos y tenemos que ser los protagonistas de nuestra
historia, pero actores reales y no meros extras en un decorado de cartón-piedra.
Los andaluces y andaluzas debemos y tenemos que ser los que escribamos nuestro
destino sin dejar que otros nos dicten un futuro de marginación y decadencia.
Las mujeres y hombres que formamos el pueblo andaluz debemos y tenemos que volver a llenar de esperanza nuestros corazones y marcar el camino de una Andalucía que avance hacia el progreso y el bienestar de los ciudadanos, una tierra digna y orgullosa de sí misma.
¡¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!!